martes, 12 de enero de 2010

Historia Antigua y su periodización

El ser humano, en conjunto con sus colectividades en los tiempos y en los países, es el sujeto de la Historia. Se le agrega esta etiqueta de "Antigua" al concepto de Historia debido a limitaciones de carácter temporal y espacial. La justificación de dicha etiqueta se encuentra como una necesidad de contar con períodos abarcables para profundizar en estos mismos, pues, la Historia es un campo sumamente amplio.
Según Gelzer todas las periodizaciones y delimitaciones en el curso de la Historia Universal son sólo condicionales y, por ello, completamente voluntarias. En la Historia misma cada acontecimiento es un continuo sucesivo. Por lo tanto, la articulalización del proceso histórico es artificial, pero necesario para dividir en períodos cómodos y comprensibles el inmenso material histórico.
Primeramente se encuentra un tipo primitivo de periodización (probablemente la más antigua y fundada en Oriente) donde hay una articulación político-genealógica por épocas de reinados y dinastías. Como muestra de esto, se encuentran las divisiones epocales del Mundo Griego: mito, filosofía y teoría del estado. Un ejemplo son las cinco edades de Hesiodo.
El anterior tipo de periodización evidencia la antigua concepción de la Historia. En esta hay una continua circulación cíclica de las épocas, que de tiempo en tiempo, se repiten. Claramente opuesta a la posterior concepción filosófico-teológica cristiana acogida durante la Edad Media. Aquí la Historia Universal se entiende de manera lineal como un desarrollo único y unitario que comienza con la creación y finaliza con el Juicio Final (idea que sigue manteniéndose presente en el pensamiento histórico moderno). Evidenciando así un tipo de periodización bíblico-teológica. Por ejemplo, la crónica de Isidoro de Sevilla donde divide la historia en seis "aetates" desde la Creación hasta el nacimiento de Cristo. Posteriormente se formula una serie sucesiva de cuatro monarquías universales: asirio-babilonios, medo-persas, greco-macedonios y romanos.
Ya para el Humanismo surgen las sucesiones epocales. La más acogida es la de Cristopherus Cellarius (Keller), él divide la historia en edades Antigua (hasta Constantino I el grande), Media (hasta la caída de Constantinopla) y Moderna. Después, Gatterer retoma esta misma división pero cambia los límites: la Antigüedad hasta el 476 y el comienzo de la Edad Moderna en 1492 ó 1517. No obstante, esta concepción tradicional pertenece a la cultura de Occidente por lo cual surge una crítica a ésta. Así surge como interrogante si verdaderamente existiera una Edad Media. Bauer propone que la "Edad Media" es el resultado de la perplejidad en que se hallaba quien intentaba dominar de alguna manera el espacio entre la Antigüedad caída y la reconstrucción de la cultura clásica. Por otra parte, G. Schnürer propone la Historia de la humanidad dividida en dos períodos: uno Antiguo y otro Moderno separados por el nacimiento de Cristo más una época de transición que comprende los primeros seis siglos de la época moderna.
Ottokar Lorenz toma como unidad de tiempo la Generación y, de esta manera, propone la ley de las tres generaciones. Según la cual, existe un ritmo en las grandes series de evolución con una periocidad de 300 años. Finalmente, hay otra propuesta donde se ubican tres etapas de un pueblo: barbaries, apogeo y desintegración. Más adelante se llega a hacer la comparación de las épocas con las estaciones de año (germinación, crecimiento, prosperidad y muerte)
Una vez visualizadas de manera general todas estas periodizaciones, se llega a concluir que toda división histórica es algo meramente arbitrario y tiene carácter cien por ciento artificial. Por lo tanto se admiten como un instrumento para facilitar la posibilidad del estudio y, también, como una convención para comodidad en el trabajo.

1 comentario:

  1. se que esto no va aquí, pero....le otorgo un premio: http://chibi-chie.blogspot.com/2010/05/premio-princesa.html

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